“Suave, fresco y de excelente
conservación, está elaborado con las mejores variedades de almendra
y avellana, clara de huevo, azúcar, y crema praliné en su delicada
composición”.
Así se describe, en una placa en la
puerta de la pastelería Ascaso, en Huesca, uno de los mejores dulces
que yo he probado en mi vida: el pastel ruso.
Tras su curioso nombre hay una leyenda:
la emperatriz española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III,
organizó un banquete en honor al Zar de Rusia, Alejandro II, quien
acudió a París con motivo de la exposición universal. Entre todos
los platos servidos llamó la atención un delicado bizcocho de
almendras relleno de crema espumosa de mantequilla y se bautizó como
“Pastel Imperial Ruso”.
La familia Ascaso le cuenta al crítico
gastronómico José Carlos Capel que lo descubrieron en los 50 en
una pastelería de Olorón, al otro lado de los Pirineos. Fue propia
dueña quien les dio la receta. A día de hoy llevan más de 60 años guardándola con recelo y deleitándonos en sus tiendas de Huesca y de Zaragoza. A quien le pille lejos, puede comprarlo a través de su web.
¡Ya me contaréis que os parece esta maravilla aragonesa!
... Y si conocéis algún otro producto que deba aparecer en Centrocampista, no dudéis en escribirme a centrocampistadigame@gmail.com
mmmmm, llena pero no empalaga en una palabra: Delicioso!!
ResponderEliminarPor cierto, me encanta la ilustración con la matrioska, muy original!!
Jo Irene, ojalá pudiéramos comerlo el lunes... ¡en el mismo sitio! ;)
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